En el día de su 78 cumpleaños, el actor Sean Connery presentó en Edimburgo sus memorias, Ser escocés (Being a scot), un libro con pocos datos autobiográficos pero en el que este intérprete, que ha sido James Bond, Robin Hood, el Rey Arturo y el padre de Indiana Jones, rinde homenaje a su adorada Escocia. En sus memorias, Connery (Edimburgo, 1930) dedica el primer capítulo a su vida antes de entrar de lleno en unos ensayos sobre la cultura y la sociedad escocesas, incluidos el deporte, el cine y la arquitectura.
A pesar de estar prácticamente retirado del mundo del cine, el escocés vivo más famoso no ha dejado de atraer admiradores ya que las entradas se agotaron para la presentación de este libro durante el Festival Internacional del Libro de Edimburgo. En una sala abarrotada, Connery hizo reír a la audiencia -formada por unas 300 personas- al contar anécdotas de su infancia, que mezcló con su incondicional defensa de la independencia escocesa. Para este actor, condecorado con el título de caballero (Sir) por la reina Isabel II en el año 2000, Escocia debe siempre presentarse en solitario como nación en cualquier evento. Apoyó la petición del Partido Nacionalista Escocés (SNP) para que Escocia acuda a los próximos Juegos Olímpicos de Londres, en el 2012, como equipo escocés y no como parte del británico.
El ministro principal escocés, Alex Salmond, del SNP, estuvo presente en esta presentación, además de su hermano, Neil, y su esposa, Micheline Roquebrune. Connery, oriundo de una familia de pocos recursos de Edimburgo, recordó los primeros años de su carrera después de trabajar como lechero y dedicarse incluso al culturismo. Contó cómo su amigo Robert Henderson le pidió que dejase el acento escocés porque era demasiado fuerte y también explicó su afición al golf, que empezó cuando tomó clases para una escena de Goldfinger, uno de los seis filmes en los que interpretó a Bond. El golf "me atrapó", admitió el actor, y añadió: "Debo decir que ha sido una de las cosas más importantes de mi vida. Creo que debería estar en todas las escuelas, pero se debería enseñar bien".
Con su inconfundible acento escocés, Connery afirmó que desde pequeño fue seguidor del club de fútbol Celtic, equipo que apoyaba su padre, pero con el tiempo se inclinó por los rivales Rangers. En la sesión de preguntas y respuestas, el famoso intérprete del agente con licencia para matar también admitió su respaldo al plan del empresario estadounidense Danald Trump de construir un millonario club de golf en el noreste de Escocia. "Mi primera respuesta fue que no podía ver otra cosa que beneficios para esta parte de Escocia porque está bastante abandonada", dijo.
Considerado como uno de los actores más atractivos, esos que mejoran con los años, según la opinión de miles de mujeres, Connery no ha revelado demasiado sobre su vida privada. No hace referencia, por ejemplo, a las acusaciones de su primera esposa, Diane Cilento, sobre su presunto carácter violento durante los once años en que estuvieron casados.
Entre las cosas que revela está su pasada intención de obtener los derechos de filmación del libro El Código Da Vinci, pero que renunció por la abultada suma que pedía el autor, Dan Brown, de cinco millones de libras (unos 6,2 millones de euros), a pesar de que su fortuna está estimada en 85 millones de libras (unos 106 millones de euros). Las memorias de Connery, escritas junto al cineasta escocés Murrey Grigor, han sido calificadas por los organizadores del festival como un "documento notable". La directora del festival, Catherine Lockerbie, ha asegurado que, gracias a este libro, la gente podrá conocer lo que piensa Connery sobre la cultura y la vida en Escocia.
El País
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